COMPASION

Estimados/as compañeros/as:

Un grupo de profesionales del ámbito de la bioética y la compasión (*) estamos trabajando en una propuesta para que la Real Academia Española (RAE) modifique en su Diccionario de la Lengua Española la actual definición del término “compasión”.

Este tiempo en el que tanto se habla de compasión es una excelente oportunidad para reflexionar y educar transversalmente en valores. Para este fin necesitamos un uso adecuado de las palabras y por ello hemos sentido la necesidad de proponer a la RAE un cambio en su actual definición de compasión. Nos gustaría aprovechar la oportunidad que nos proporciona la crisis actual para llevar a cabo esta iniciativa y contar con tu apoyo en este ambicioso proyecto.

En la actualidad estas son las definiciones del Diccionario de la Lengua Española de la RAE:

Compasión”: sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien.

Compadecer: sentir lástima o pena por la desgracia o el sufrimiento ajenos.

A nuestro juicio en esta definición se incluyen conceptos como la pena/lástima que sería preciso desligar de la compasión, dado que ambos conllevan un punto de “superioridad moral” de quien la siente. Tampoco creemos que la compasión sea, sin más, un sentimiento. Por último, a la definición le falta la parte final del proceso compasivo, que es la intención y motivación de actuar para procurar aliviarlo o prevenirlo. Por todo ello nos parece necesario proponer una modificación que amplíe la definición en la RAE para que el término se desligue de la pena, y se use y entienda en toda su riqueza y en su llamada a la acción.

Después de un proceso de deliberación interna y con la posterior colaboración de expertos y expertas tanto en bioética como en compasión, los miembros del grupo de trabajo hemos consensuado la siguiente propuesta de definición, operativa y necesariamente concisa al estar dirigida a un diccionario de uso del español:

Compasión”: RECONOCIMIENTO DEL SUFRIMIENTO, QUE MUEVE A PROCURAR ALIVIARLO.

Es posible que haya elementos esenciales para ti que no veas reflejados en esta definición, pues el concepto de la compasión se acompaña de una extensa nube de palabras: capacidad, habilidad, actitud, virtud, cualidad, instinto, sentido básico, sentimiento, sensibilidad, empatía, preocupación empática, sintonía, apertura, predisposición, disponibilidad, conciencia, comprensión, reconocimiento, conexión, acción, intención, motivación, coraje… en relación al sufrimiento y su alivio.

Qué es, entonces, la compasión

Puede resultar difícil no identificar “compasión” con “sentimiento” puesto que para algunas voces expertas es preciso sentir “algo” que nace del interior de la persona. A nuestro juicio es necesario dejar de identificar la compasión como un sentimiento porque solo en parte lo es: el proceso de la compasión tienen también un elemento cognitivo importante y no siempre y necesariamente ha de estar presente ese sentir para activar la compasión.

También puede resultar controvertido si la compasión es una capacidad innata o algo aprendido. Podemos entender la compasión como una actitud (o sensibilidad, una cierta apertura) o como una capacidad o habilidad innata, incluso como un hábito o una virtud. A nuestro juicio, aunque la actitud compasiva tiene intencionalidad de ayudar a quien sufre, nace de la -previa- capacidad natural de los seres interdependientes de cuidar unos de otros. Si no naciéramos con la capacidad de actuar compasivamente no existiríamos como especie. La capacidad es “previa” al hábito virtuoso y este no puede darse sin aquella.

En relación con la intencionalidad estaría el deseo, la motivación, el coraje y el compromiso con la acción compasiva. Aunque no en todos los casos se puede actuar frente al sufrimiento y resolverlo, creemos que siempre se puede “hacer algo” (no aumentar el sufrimiento, escucharlo, ser testigo, acompañarlo, no negarlo…) y siempre se puede desear que el sufrimiento cese.

Por último, respecto a un término muy relacionado, la empatía, esta se confunde tanto o más que la compasión. La empatía es el arranque (cognitivo, emocional, actitudinal) de conectar con el otro; cuando conectamos con el otro sufriente surge la compasión. La compasión necesariamente va ligada al sufrimiento, la empatía no. No es del todo claro que la empatía sea indispensable para que haya compasión, aunque quizá sí lo sea al menos una empatía cognitiva: si no te reconozco como ser sufriente es posible que no empatice sobre todo con los seres difíciles.

Es posible que eches de menos la conexión con la etimología del término compasión (padecer con el otro, sufrir con el otro). Al menos en el contexto hispano el uso del término actual no conlleva la necesidad de sentir el mismo sufrimiento de aquel que sufre. Se puede conectar profundamente con el sufrimiento sin hacerlo propio, porque si fuera así muchas profesiones de ayuda se verían abocadas al burn-out.

En resumen: no ha sido fácil elegir y prescindir de algunas de esas palabras. Al mismo tiempo hemos procurado que la propuesta de definición fuera escueta y a la vez no excluyente, evitando algunos términos que dejarían fuera aspectos importantes de la compasión que entendemos como un proceso complejo: la respuesta constructiva ante el sufrimiento. La compasión no es uno solo de esos elementos: no es solo un sentimiento, ni lo es siempre; no es solo empatía aunque esta sea un buen comienzo; no es solo la acción final de ayuda puesto que esta no siempre puede darse…

Por todo ello creemos, tras deliberar y escuchar las voces expertas, que una buena alternativa a la definición actual de la RAE sería esta:

Compasión”: RECONOCIMIENTO DEL SUFRIMIENTO, QUE MUEVE A PROCURAR ALIVIARLO.

Lo que queremos pedirte ahora, en esta fase del proyecto, es que te detengas un momento a observar esta definición. Si estás de acuerdo con ella en el sentido de que mejora la actual que aparece en el Diccionario de la RAE, te pedimos que nos ofrezcas tu apoyo.

Si estás dispuesto o dispuesta a apoyarla te agradeceríamos que te sumaras escribiendo a

compasionsinlastima@gmail.com

indicando en tu respuesta tu nombre y, si te parece adecuado, el ámbito de tu vida que te vincula con la compasión (profesional, voluntariado, pastoral…) Creemos que, cuantas más personas apoyen esta petición, más fortaleza tendrá ante la RAE. Por ello, si te parece adecuado, podrías también compartirla con alguno de tus contactos que estén interesados en este campo de la compasión.

Muchas gracias por tu atención y por tu compromiso permanente con el cultivo de la compasión.

Recibe de todo el grupo de trabajo un cordial abrazo

(*) Miembros del grupo de trabajo:

– Inés del Río Pastoriza. Pediatra, magíster en Bioética. Miembro del Comité de Bioética de la Asociación Española de Pediatría y del Comité de Ética Asistencial del Área Sanitaria Pontevedra- O Salnés.

– Juan Antonio Garrido Sanjuán. Médico internista experto en Bioética. Miembro del Comité de Ética Asistencial del Hospital Universitario de Ferrol. Experiencia docente en Bioética y Formación sanitaria especializada.

– Carmen Martínez González. Pediatra, magíster en Bioética. Miembro del Comité de Ética Asistencial del Htal. Gregorio Marañón de Madrid.

– Beatriz Ogando Díaz. Médica de familia, magíster en bioética y cuidados paliativos. Instructora certificada del programa Entrenamiento en el cultivo de la compasión. Vicepresidenta del Comité de Ética Asistencial de la Dirección Asistencial Noroeste, SaludMadrid.

– Isolina Riaño. Pediatra, magíster en Bioética. Miembro del Comité de Bioética de la Asociación Española de Pediatría y de la Comisión Asesora de Bioética del Principado de Asturias.

2 comentarios

  1. Por supuesto que estoy de acuerdo. A mi me choca intelectualmente y emocionalmente la definición que propone el diccionario. Creo que uds. proponen es necesario que lo evalúen y propongan otra interpretación. Gracias. Saludos, Elisa

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